En la carretera, hay pocos transeúntes, la mayoría sostiene paraguas y usa sombreros de sol, apresurándose a esconderse en la sombra. Las hojas de los árboles cuelgan marchitas, incluso el canto de las chicharras suena débil. Las unidades de aire acondicionado zumban sin parar, y al abrir una soda fría, surgen pequeñas gotas de agua. En este calor abrasador, solo quiero quedarme en casa; salir requiere un gran valor.
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En la carretera, hay pocos transeúntes, la mayoría sostiene paraguas y usa sombreros de sol, apresurándose a esconderse en la sombra. Las hojas de los árboles cuelgan marchitas, incluso el canto de las chicharras suena débil. Las unidades de aire acondicionado zumban sin parar, y al abrir una soda fría, surgen pequeñas gotas de agua. En este calor abrasador, solo quiero quedarme en casa; salir requiere un gran valor.