Autor: Maja Vujinovic, traducido por: Shaw Jinse Caijing
Sentí por primera vez el poder de la moneda programable, no en Wall Street o Silicon Valley, sino en las calles de Lagos y São Paulo. He vivido en los cinco continentes, trabajando en pagos móviles, y he sido testigo de cómo las monedas frágiles y las infraestructuras bancarias poco fiables han obligado a las personas a buscar caminos alternativos. Más tarde, al adquirir el primer banco y colaborar con JPMorgan y General Electric en las primeras pruebas piloto de blockchain empresarial, me quedó cada vez más claro que un valor estable y programable no solo complementará el sistema financiero existente, sino que, en última instancia, lo reescribirá por completo.
Este trabajo de reescritura está en curso. Lo que alguna vez pareció un experimento marginal se está convirtiendo en la base del nuevo sistema financiero. El mercado de stablecoins ha alcanzado los 260 mil millones de dólares. El proceso de tokenización de bonos del gobierno, acciones y bienes raíces se está acelerando. Y Ethereum, que alguna vez fue visto como un parque de diversiones incontrolable para desarrolladores, se está convirtiendo en la capa de liquidación invisible detrás de las redes abiertas y los experimentos financieros empresariales.
Stablecoins como primera prueba de concepto
Las stablecoins demuestran de manera más evidente que la tokenización no es solo una especulación. Para millones de personas, especialmente en aquellos países que enfrentan inflación y controles de capital, las stablecoins respaldadas por el dólar no son una apuesta, sino una forma de supervivencia. En Argentina, Nigeria y Turquía, la gente utiliza USDC y USDT para escapar del colapso de su moneda local. De hecho, esto convierte a las stablecoins en un activo de reserva en la era de Internet, mientras que los reguladores en Washington y Bruselas a menudo pasan por alto este hecho al considerarlas un desafío de cumplimiento demasiado estrecho.
Esta asimetría en la geopolítica es muy importante. Los países desarrollados aún están debatiendo sobre los riesgos, mientras que otras regiones del mundo están adoptando las stablecoins como una infraestructura de facto. Además, dado que las stablecoins fluyen más suavemente en la red de Ethereum (Ethereum representa más del 50% de la oferta y más del 60% del volumen de transacciones), cada nuevo usuario aumenta la atracción del ecosistema de Ethereum.
La tokenización que va más allá de la jerga
La próxima ola de innovación va mucho más allá del dólar digital. Un informe estratégico de 168 páginas publicado recientemente por la Casa Blanca estima que para 2030, más de 600 mil millones de dólares en activos estarán tokenizados, pero considerando el tamaño del mercado global, esta cifra parece casi insignificante: bienes raíces 120 billones de dólares, acciones 100 billones de dólares, bonos del gobierno 13 billones de dólares, oro 12 billones de dólares.
Hace unos años vi la tendencia de desarrollo de la tokenización. Cuando plataformas como tZERO y posteriormente Securitize se lanzaron, recomendé que buscaran financiamiento enérgicamente, porque el verdadero desarrollo a gran escala requiere diez años. Y ahora, finalmente ha llegado este momento.
Los escépticos señalan que la tokenización no es algo nuevo, y tienen razón. Hemos visto fracasos en intentos de tokenizar obras de arte y valores. Pero hoy en día, la situación ha cambiado fundamentalmente: la infraestructura ha alcanzado un nivel de madurez. Existen custodios como Anchorage, plataformas como Securitize y un poderoso ecosistema de finanzas descentralizadas (DeFi) que ahora permiten que los activos tokenizados sean prácticos. Los bonos del gobierno tokenizados ya no son solo un paquete digital, sino que también son colaterales que pueden transferirse instantáneamente, integrarse en estrategias de liquidez automatizadas o impulsar pagos programables.
Esta es la verdadera situación: la tokenización transforma los activos de un almacenamiento de valor estático a fragmentos de código dinámico. Una vez que el capital puede ser programado, surgirán nuevos comportamientos financieros. Hoy en día, Ethereum ya alberga el 90% de los activos tokenizados.
Ethereum como estándar de liquidación
Esta es la razón importante de Ethereum. No es solo una blockchain; es la infraestructura de liquidación programable de este internet financiero. Sin permisos, resistente a la censura, y se ha convertido en el hogar de la mayoría de las actividades tokenizadas, Ethereum proporciona la capa base sobre la cual estos nuevos activos pueden interactuar realmente.
Esta tendencia es evidente. Incluso las blockchains empresariales con licencia, desde Onyx de JPMorgan hasta los nuevos intentos de las grandes fintechs, continúan regresando al diseño de Ethereum. La Máquina Virtual de Ethereum (EVM) se ha convertido en el lenguaje universal de las finanzas programables, al igual que Microsoft Excel se convirtió en el sistema operativo predeterminado de Wall Street. Excel creó una sintaxis universal para las hojas de cálculo, y hoy en día la EVM está haciendo lo mismo para los libros de contabilidad: creando una sintaxis de valor universal.
Corpo-L1s y el Imperio EVM
Los últimos participantes han demostrado esto. Circle ha lanzado Arc, un L1 con licencia diseñado para las finanzas de stablecoins, operado por una alianza de 20 validadores institucionales. Stripe está construyendo Tempo, que probablemente utilizará el cliente RETH de Paradigm, con el objetivo de proporcionar liquidación backend para su gran ecosistema de desarrolladores.
A primera vista, estos parecen ser bases de datos aburridas, vestidas con un exterior de marketing de una intranet empresarial. Pero la historia demuestra que no es así. Las empresas que adoptan una arquitectura compatible con EVM, en realidad, están reconectándose con el ecosistema de Ethereum. Aunque Arc y Tempo aún no han emitido tokens, la atracción de los mecanismos de incentivos casi asegura que lo harán eventualmente. Y una vez que se emitan, los desarrolladores y la liquidez se reunirán en torno a ellos, pero siempre con Ethereum como referencia de liquidación.
Este es un ciclo de retroalimentación ignorado: cada cadena L1 empresarial (Corpo-L1), incluso las cadenas con permiso, está expandiendo el territorio del imperio EVM. Así como Excel se ha vuelto indispensable en el ámbito financiero, los desarrolladores de Solidity se han convertido en un requisito esencial para cualquier institución financiera que desee mantenerse competitiva. A largo plazo, el valor acumulado no pertenece a la cadena empresarial en sí, sino a la infraestructura subyacente ineludible: Ethereum.
Perspectiva geopolítica
A nivel global, el auge de los activos programables es más una manifestación de poder que de eficiencia. Aunque muchos países están buscando soluciones alternativas para resolver problemas comerciales, las stablecoins continúan perpetuando la hegemonía del dólar. La Unión Europea está discutiendo la "soberanía digital".
En este contexto, Ethereum no es solo una blockchain. Es un producto público neutral, un espacio donde diversas fuerzas - estados, empresas e individuos - buscan influir. Así como las antiguas rutas marítimas definieron el poder geopolítico, la capa de liquidación programable definirá una nueva era de globalización.
Oportunidades y puntos ciegos
Las verdaderas oportunidades no solo radican en adivinar qué activos serán tokenizados, sino en reconocer el cambio lógico: el capital en sí se vuelve programable. Esto significa que los bonos del gobierno pueden servir como colateral, las acciones pueden integrarse en la gobernanza, la propiedad inmobiliaria puede proporcionar ingresos por alquiler directamente a los poseedores de tokens, y los agentes de inteligencia artificial pueden gestionar carteras en tiempo real.
El punto ciego es que la gente cree que estos cambios pueden ser limitados dentro de los antiguos marcos regulatorios e institucionales. Eso es imposible. Una vez que los activos fluyen como la información, el enfoque se trasladará a las redes que puedan liquidarlos de la manera más rápida, segura y transparente. Hoy en día, esa es Ethereum y sus soluciones de escalado.
Conclusión
Al ser testigo del surgimiento de las monedas móviles en los mercados emergentes, ayudar a Tether a lanzarse en 2013 y ejecutar los primeros proyectos piloto de blockchain con empresas de Fortune 50, he visto cómo el mismo patrón se repite a nivel global. Las stablecoins se han convertido en un sistema paralelo al dólar. La tokenización no es solo una estrategia de marketing, sino un proceso de conversión de capital en programación. Y Ethereum, a través de la expansión silenciosa de su EVM, se está incrustando en el sistema operativo de las finanzas programables.
Wall Street quizás aún no se haya dado cuenta, pero ya está profundamente inmersa en la contratación de desarrolladores de EVM y en la construcción de cadenas privadas. Así como ningún banco puede ignorar Excel, ninguna institución financiera puede ignorar EVM. Y la magnitud de esta transición de lo papel a lo programable no se mide en miles de millones, sino en billones de dólares.
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Ethereum, moneda estable y sistema operativo financiero global
Autor: Maja Vujinovic, traducido por: Shaw Jinse Caijing
Sentí por primera vez el poder de la moneda programable, no en Wall Street o Silicon Valley, sino en las calles de Lagos y São Paulo. He vivido en los cinco continentes, trabajando en pagos móviles, y he sido testigo de cómo las monedas frágiles y las infraestructuras bancarias poco fiables han obligado a las personas a buscar caminos alternativos. Más tarde, al adquirir el primer banco y colaborar con JPMorgan y General Electric en las primeras pruebas piloto de blockchain empresarial, me quedó cada vez más claro que un valor estable y programable no solo complementará el sistema financiero existente, sino que, en última instancia, lo reescribirá por completo.
Este trabajo de reescritura está en curso. Lo que alguna vez pareció un experimento marginal se está convirtiendo en la base del nuevo sistema financiero. El mercado de stablecoins ha alcanzado los 260 mil millones de dólares. El proceso de tokenización de bonos del gobierno, acciones y bienes raíces se está acelerando. Y Ethereum, que alguna vez fue visto como un parque de diversiones incontrolable para desarrolladores, se está convirtiendo en la capa de liquidación invisible detrás de las redes abiertas y los experimentos financieros empresariales.
Stablecoins como primera prueba de concepto
Las stablecoins demuestran de manera más evidente que la tokenización no es solo una especulación. Para millones de personas, especialmente en aquellos países que enfrentan inflación y controles de capital, las stablecoins respaldadas por el dólar no son una apuesta, sino una forma de supervivencia. En Argentina, Nigeria y Turquía, la gente utiliza USDC y USDT para escapar del colapso de su moneda local. De hecho, esto convierte a las stablecoins en un activo de reserva en la era de Internet, mientras que los reguladores en Washington y Bruselas a menudo pasan por alto este hecho al considerarlas un desafío de cumplimiento demasiado estrecho.
Esta asimetría en la geopolítica es muy importante. Los países desarrollados aún están debatiendo sobre los riesgos, mientras que otras regiones del mundo están adoptando las stablecoins como una infraestructura de facto. Además, dado que las stablecoins fluyen más suavemente en la red de Ethereum (Ethereum representa más del 50% de la oferta y más del 60% del volumen de transacciones), cada nuevo usuario aumenta la atracción del ecosistema de Ethereum.
La tokenización que va más allá de la jerga
La próxima ola de innovación va mucho más allá del dólar digital. Un informe estratégico de 168 páginas publicado recientemente por la Casa Blanca estima que para 2030, más de 600 mil millones de dólares en activos estarán tokenizados, pero considerando el tamaño del mercado global, esta cifra parece casi insignificante: bienes raíces 120 billones de dólares, acciones 100 billones de dólares, bonos del gobierno 13 billones de dólares, oro 12 billones de dólares.
Hace unos años vi la tendencia de desarrollo de la tokenización. Cuando plataformas como tZERO y posteriormente Securitize se lanzaron, recomendé que buscaran financiamiento enérgicamente, porque el verdadero desarrollo a gran escala requiere diez años. Y ahora, finalmente ha llegado este momento.
Los escépticos señalan que la tokenización no es algo nuevo, y tienen razón. Hemos visto fracasos en intentos de tokenizar obras de arte y valores. Pero hoy en día, la situación ha cambiado fundamentalmente: la infraestructura ha alcanzado un nivel de madurez. Existen custodios como Anchorage, plataformas como Securitize y un poderoso ecosistema de finanzas descentralizadas (DeFi) que ahora permiten que los activos tokenizados sean prácticos. Los bonos del gobierno tokenizados ya no son solo un paquete digital, sino que también son colaterales que pueden transferirse instantáneamente, integrarse en estrategias de liquidez automatizadas o impulsar pagos programables.
Esta es la verdadera situación: la tokenización transforma los activos de un almacenamiento de valor estático a fragmentos de código dinámico. Una vez que el capital puede ser programado, surgirán nuevos comportamientos financieros. Hoy en día, Ethereum ya alberga el 90% de los activos tokenizados.
Ethereum como estándar de liquidación
Esta es la razón importante de Ethereum. No es solo una blockchain; es la infraestructura de liquidación programable de este internet financiero. Sin permisos, resistente a la censura, y se ha convertido en el hogar de la mayoría de las actividades tokenizadas, Ethereum proporciona la capa base sobre la cual estos nuevos activos pueden interactuar realmente.
Esta tendencia es evidente. Incluso las blockchains empresariales con licencia, desde Onyx de JPMorgan hasta los nuevos intentos de las grandes fintechs, continúan regresando al diseño de Ethereum. La Máquina Virtual de Ethereum (EVM) se ha convertido en el lenguaje universal de las finanzas programables, al igual que Microsoft Excel se convirtió en el sistema operativo predeterminado de Wall Street. Excel creó una sintaxis universal para las hojas de cálculo, y hoy en día la EVM está haciendo lo mismo para los libros de contabilidad: creando una sintaxis de valor universal.
Corpo-L1s y el Imperio EVM
Los últimos participantes han demostrado esto. Circle ha lanzado Arc, un L1 con licencia diseñado para las finanzas de stablecoins, operado por una alianza de 20 validadores institucionales. Stripe está construyendo Tempo, que probablemente utilizará el cliente RETH de Paradigm, con el objetivo de proporcionar liquidación backend para su gran ecosistema de desarrolladores.
A primera vista, estos parecen ser bases de datos aburridas, vestidas con un exterior de marketing de una intranet empresarial. Pero la historia demuestra que no es así. Las empresas que adoptan una arquitectura compatible con EVM, en realidad, están reconectándose con el ecosistema de Ethereum. Aunque Arc y Tempo aún no han emitido tokens, la atracción de los mecanismos de incentivos casi asegura que lo harán eventualmente. Y una vez que se emitan, los desarrolladores y la liquidez se reunirán en torno a ellos, pero siempre con Ethereum como referencia de liquidación.
Este es un ciclo de retroalimentación ignorado: cada cadena L1 empresarial (Corpo-L1), incluso las cadenas con permiso, está expandiendo el territorio del imperio EVM. Así como Excel se ha vuelto indispensable en el ámbito financiero, los desarrolladores de Solidity se han convertido en un requisito esencial para cualquier institución financiera que desee mantenerse competitiva. A largo plazo, el valor acumulado no pertenece a la cadena empresarial en sí, sino a la infraestructura subyacente ineludible: Ethereum.
Perspectiva geopolítica
A nivel global, el auge de los activos programables es más una manifestación de poder que de eficiencia. Aunque muchos países están buscando soluciones alternativas para resolver problemas comerciales, las stablecoins continúan perpetuando la hegemonía del dólar. La Unión Europea está discutiendo la "soberanía digital".
En este contexto, Ethereum no es solo una blockchain. Es un producto público neutral, un espacio donde diversas fuerzas - estados, empresas e individuos - buscan influir. Así como las antiguas rutas marítimas definieron el poder geopolítico, la capa de liquidación programable definirá una nueva era de globalización.
Oportunidades y puntos ciegos
Las verdaderas oportunidades no solo radican en adivinar qué activos serán tokenizados, sino en reconocer el cambio lógico: el capital en sí se vuelve programable. Esto significa que los bonos del gobierno pueden servir como colateral, las acciones pueden integrarse en la gobernanza, la propiedad inmobiliaria puede proporcionar ingresos por alquiler directamente a los poseedores de tokens, y los agentes de inteligencia artificial pueden gestionar carteras en tiempo real.
El punto ciego es que la gente cree que estos cambios pueden ser limitados dentro de los antiguos marcos regulatorios e institucionales. Eso es imposible. Una vez que los activos fluyen como la información, el enfoque se trasladará a las redes que puedan liquidarlos de la manera más rápida, segura y transparente. Hoy en día, esa es Ethereum y sus soluciones de escalado.
Conclusión
Al ser testigo del surgimiento de las monedas móviles en los mercados emergentes, ayudar a Tether a lanzarse en 2013 y ejecutar los primeros proyectos piloto de blockchain con empresas de Fortune 50, he visto cómo el mismo patrón se repite a nivel global. Las stablecoins se han convertido en un sistema paralelo al dólar. La tokenización no es solo una estrategia de marketing, sino un proceso de conversión de capital en programación. Y Ethereum, a través de la expansión silenciosa de su EVM, se está incrustando en el sistema operativo de las finanzas programables.
Wall Street quizás aún no se haya dado cuenta, pero ya está profundamente inmersa en la contratación de desarrolladores de EVM y en la construcción de cadenas privadas. Así como ningún banco puede ignorar Excel, ninguna institución financiera puede ignorar EVM. Y la magnitud de esta transición de lo papel a lo programable no se mide en miles de millones, sino en billones de dólares.