Las stablecoins son un tipo específico de criptomoneda cuyo valor está vinculado a activos relativamente estables, como el dólar estadounidense, el euro o el oro. Su finalidad principal es garantizar la estabilidad de precios y reducir los riesgos tanto en las transacciones como como reserva de valor. Las stablecoins más habituales, como USDT, USDC y DAI, mantienen su estabilidad mediante reservas en moneda fiduciaria, sobrecolateralización con criptoactivos o sistemas algorítmicos.
Por ejemplo, USDT (Tether) se emite bajo una proporción de reservas fiduciarias de 1:1, de modo que cada USDT suele estar respaldado por una cantidad equivalente de reservas en dólares estadounidenses. Sus oscilaciones de precio son mínimas, habitualmente no superan el 0,5% durante un periodo de 24 horas. Este grado de estabilidad lo ha convertido en un medio ampliamente utilizado para transferencias internacionales, cobertura en blockchain y staking en DeFi.
Dogecoin (DOGE) se lanzó en 2013 como una criptomoneda de carácter desenfadado, concebida originalmente como un meme por Billy Markus y Jackson Palmer. El emblemático logotipo del Shiba Inu se viralizó enseguida, dando lugar a una comunidad reconocida por su humor e inclusión.
Aunque Dogecoin no incorpora grandes innovaciones técnicas, ha encontrado su sitio en microtransacciones y recompensas sociales. Las continuas menciones del CEO de Tesla, Elon Musk, han proyectado a Dogecoin al escenario internacional, situándolo recurrentemente en el foco del mercado.
No obstante, Dogecoin no fue diseñado para mantener la estabilidad de precios. Su modelo inflacionario, suministro ilimitado y elevada sensibilidad al sentimiento del público lo diferencian de raíz respecto a las stablecoins.
Gráfico: https://www.gate.com/trade/DOGE_USDT
El 30 de julio de 2025, Dogecoin cotizaba en 0,2248 dólares, un descenso del 1,2% respecto a las 24 horas previas. Aunque este movimiento es moderado, la volatilidad mensual de Dogecoin puede superar el 10%. Por ejemplo, a comienzos de julio, Dogecoin repuntó más de un 17% por rumores de integración con el sistema de pagos de la plataforma social X, para luego corregir bruscamente ante la toma de beneficios del mercado.
Tales oscilaciones abruptas son prácticamente inexistentes en las stablecoins. En ese mismo periodo, el valor de USDC varió menos de un 0,3% respecto a su paridad de 1 dólar. Esto pone de manifiesto que Dogecoin carece de la estabilidad “anclada” al precio que es propia de una stablecoin.
Bajo diferentes criterios, la respuesta es negativa.
1. Dogecoin no cuenta con reservas fiduciarias ni emplea mecanismo algorítmico alguno para estabilizar su precio; su valor depende íntegramente del libre juego de la oferta y la demanda, al contrario que la mayoría de stablecoins.
2. El precio de Dogecoin es extremadamente volátil y se ve fácilmente afectado por apoyos de famosos, el ruido en redes sociales y el ánimo especulativo. Por ejemplo, basta con un tuit de apoyo de Elon Musk para que el precio de DOGE se dispare en cuestión de minutos, mientras que un sentimiento negativo puede provocar caídas igual de rápidas.
3. Dogecoin nunca pretendió ser “estable en precio”. Es, más bien, un icono de la cultura digital, producto de las propinas comunitarias, el humor en línea y el fenómeno del hype. Esto contrasta de forma clara con stablecoins como USDT y DAI, creadas específicamente para liquidaciones internacionales y gestión de riesgos.
Por tanto, a la luz de su estructura técnica, evolución del precio y función, Dogecoin no puede considerarse una stablecoin.
Aunque algunos comercios ya aceptan Dogecoin como medio de pago —entre ellos plataformas de comercio electrónico, restaurantes y la red social X—, y ciertos desarrolladores trabajan en integrarlo en infraestructuras de pago de mayor alcance, Dogecoin afronta aún serios desafíos para consolidarse como medio de pago viable.
Los principales riesgos identificados son:
En cambio, las stablecoins ofrecen ventajas claras para pagos internacionales y liquidaciones blockchain, gracias a su estabilidad de precio y la transparencia en la gestión de sus reservas.
Dogecoin es un criptoactivo con una comunidad muy activa, sobre todo entre los aficionados a la cultura meme. Sin embargo, no es una stablecoin ni proporciona estabilidad de precios. Para inversores noveles, invertir una pequeña parte en Dogecoin como vía especulativa o de entretenimiento puede ser aceptable. Ahora bien, quienes busquen preservar valor patrimonial o realizar pagos fiables deberían optar por stablecoins como USDT o USDC.
La existencia de Dogecoin refleja la diversidad del ecosistema cripto, pero resulta esencial conocer a fondo sus particularidades. Seguir tendencias puede resultar atractivo, pero el inversor debe actuar con racionalidad y gestionar los riesgos de forma proactiva.